LAS DIFERENCIAS EN PAREJA. DE LA DISCUSIÓN AL ENCUENTRO

Dic 12, 2014
glorena46749

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El caso de Ana y Andrés demuestra la posibilidad de llegar a un punto de encuentro.

Cuando un hombre y una mujer se enamoran, empiezan a querer al otro tanto como a sí mismos, saben cómo dar el mensaje de amor al comienzo de una relación, se dirigen una breve mirada que dice: me vas a hacer muy feliz. ¡En efecto!, con tal sutileza se abre la puerta a la relación. Esta mirada les anima a acercarse. Una vez tiene la oportunidad de demostrar su potencial, el hombre manifiesta lo mejor de sí mismo. Cuando se siente enamorado está motivado para dar lo mejor de sí al servicio de ella y viceversa.

Pero…una vez en marcha la relación, empiezan a surgir los conflictos, la mujer no sabe cuán importante sigue siendo para él este mensaje y olvida decírselo. Sólo cuando él siente que va a fracasar regresa a sus viejas costumbres egoístas (ocuparse de sí mismo, yo gano y tú pierdes.) Sin embargo, si busco satisfacer mis necesidades a costa de mi pareja seguro que vamos a conocer la infelicidad el resentimiento y el conflicto. El secreto para el éxito en las relaciones consiste en que ambos ganen.

En una relación, la mujer tiene la necesidad de reconocer donde están los límites de lo que puede dar y no sentir resentimiento hacia su pareja. Puede sustituir ese sentimiento focalizado en que el compañero iguale la balanza por: hacer el esfuerzo de mantenerla igualada regulando lo que ella da.

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Veamos un ejemplo, Andrés tenía treinta y siete y su pareja Ana, cuarenta cuando acudieron a mi consulta. Ana estaba muy desmotivada con la relación, se quejaba de que llevaba ocho años dando más que él y no quería aguantar más la situación. Le acusaba de egoísta, controlador y poco romántico. Él la convenció para que vinieran a terapia. En seis meses consiguieron superar los tres pasos que motivan la cura de una relación de pareja. Hoy continúan juntos y han contraído matrimonio.

PRIMER PASO:

Para salvar su relación le expliqué a Andrés que tendría que escuchar mucho para que ella se sintiera motivada en continuar. Durante las primeras sesiones Ana manifestó sus sentimientos y Andrés escuchó y comprendió con paciencia, fue la parte más dolorosa, Ana necesitaba que se la oyera y sentirse comprendida para pasar al siguiente paso.

SEGUNDO PASO: RESPONSABILIDADES

Él debía aceptar su responsabilidad por el hecho de no mostrar apoyo a su pareja y ella de no fijar sus límites a su compañero. Al entender que esto contribuyó en parte al problema, Ana comenzó a tener más capacidad para perdonar a Andrés. Ambos tenían así una nueva motivación para apoyarse mutuamente respetando los límites del otro.

TERCER PASO:

Ambos aceptaron aprender a fijar límites y manifestar los sentimientos de una manera respetuosa.

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La tarea más difícil para Ana fue la práctica de pedir lo que deseaba

¿Por qué tengo que pedir después de todo lo que hago por él?

Se les explica que el creer que él tenía que adivinar sus deseos estaba en la base del problema. El desafío más difícil para él fue ver los cambios que se producían en ella.

Por ejemplo, Ana le comunicó a Andrés que quería ir de vacaciones y él le respondió que estaba muy ocupado añadiendo ella que iría sola. Andrés cambió su calendario laboral y fueron juntos.

Ante una discusión Ana le decía no me gusta cómo me estás hablando como sigas así me marcho de la habitación. Después de abandonar la habitación varias veces Andrés aprendió a hablarle de forma respetuosa.

Cuando Andrés le hacía peticiones que luego iba a lamentar Ana decía tengo que descansar, hoy estoy muy cansada, mostrándose Andrés más atento con ella porque comprendía que así era.

Cuando un hombre conoce los límites se siente motivado a dar más, pone en cuestión su comportamiento y empieza a cambiar. Cuando la mujer se da cuenta que para recibir necesita fijar límites empieza automáticamente a perdonar a su pareja y a recapacitar y a pedir apoyo de nuevas formas. Aprendiendo a relajarse y a pedir mejor y recibir más.

 

LORENA GARCÍA CRUZ

Psicóloga Colegiada M-27489